38. En busca de la felicidad - Capítulo 1
39. En busca de la felicidad - Capítulo 2
Capítulo III: El peligro cada vez está mas cerca
Luego de conversar con Patty y Annie sobre la excarcelación de Jenny, Juli decide olvidarse de los temores que la acechan y enfocarse en el lanzamiento de la nueva colección de productos para el cabello que se llevaría a cabo esa noche en el mejor Hotel de la ciudad. Estaba tan emocionada e ilusionada con el evento que no quería que nada saliera mal, por lo que personalmente se estaba encargando de todo.
- Nooooooo!! esas flores no me gustan allí, mejor muévalas a la izquierda. Y esos pedestales déjelos que están perfectos.
- Aló? – dijo Juli – hola Cintya dime que quieres, sé breve que estoy apurada. Ajá, si no hay problema, que diga en la puerta su nombre y podrá entrar sin inconveniente alguno. Nos vemos en la noche. Beso.
Sin darse cuenta, la hora del almuerzo la encontró casi terminando todo. Llamó a su padre para almorzar pero este le respondió que había salido con una amiga. Mmm una amiga! – pensó Juli, seguro otra resbalosa de esas que solo busca su dinero.
***
En el restaurante mas lujoso de la ciudad, Patty nerviosa esperaba a don Carlos Marín. Ella sabía que no era la única mujer a quien cortejaba, pero tenía la ilusión de lograr que él le tuviera afecto. Lo conoció hace muchos años cuando fue por primera vez a casa de Annie por un trabajo grupal. En ese entonces, Carlos le parecía muy mayor pero siempre hubo algo que le atraía, que la seducía y ahora que ya era una adulta, estaba dispuesta a encontrar esa razón, aunque ello implicara arriesgar el corazón en demasía.
- Hola preciosa! Disculpa haberte hecho esperar pero el tráfico está imposible. – saludó Carlos galantemente, al tiempo que le entregaba una rosa. No hay duda que la belleza de esta flor, palidece a tu lado.
- Gracias don Carlos, quiero decir Carlos, es usted tan amable y galante – contestó Patty intentando calmarse para que él no notara el temblor de sus rodillas.
- No sé si tendrás tiempo hoy, pero quería saber si me acompañarías al Lanzamiento que hace hoy mi hija Juli.
- Por supuesto que lo acompaño! Será mas que un placer ir con usted.
- Ay encanto, hasta cuando no me vas a tutear? Me haces sentir como si hablara con una niña – rezongó Carlos mientras llamaba al mozo para pedir el almuerzo.
- Oops! Siempre lo olvido! Prometo no volver a decirle “usted” – dijo Patty sonriendo y pensando que ese día sin duda era el comienzo de algo mas.
***
En el bufete de abogados, David planeaba como seducir a Sony. Le parecía una chica dulce y honesta, aunque algo tímida, por lo que la estrategia tendría que ser perfecta para no espantarla. La vio en su escritorio sentada pensativa y decidió acercársele.
- Que haces aquí solita? No vas a almorzar? Aprovecha que “la bruja” no regresa todo el día por el evento de su hermana y salgamos a tomar algo y luego ver que ocurre.
- Sony mirando extrañada a David le respondió: no le digas así a mi jefa! No es tan mala después de todo (eso ni ella lo creía). Sobre ir a almorzar, me encantaría pero en una hora debo recoger a mis pequeñas hermanas de la niñera para llevarlas al médico.
- No sabía que tenias hermanas! Que tan pequeñas son? – preguntó David.
- Tienen 6 años. Estan algo enfermas y hoy la doctora Marín me dio permiso para tomarme la tarde, así que las haré ver en el Centro de Salud.
- Y porque no en una clínica?
- No tengo dinero – dijo Sony algo avergonzada. Hace meses que no tenía trabajo y los escasos ahorros se esfumaron. Yo sé que estar aquí es una bendición y aunque también sé que nadie dura en este puesto, haré lo que sea por conservarlo.
- Dime lo que necesitas y yo te daré el dinero – exclamó David bastante imprudente.
- Estás loco?
- No lo tomes a mal por favor Sony! Es un préstamo, ok? Solo quiero ayudarte y verte feliz – le dijo mientras una gran sonrisa se dibujaba en sus labios.
- Está bien, tu ganas – suspiró Sony eclipsada por tanta bondad.
Salieron juntos y cada uno tomó su rumbo. Ël a buscar a Cintya que no cesaba de llamarlo y ella, hacia la guardería por sus niñas y luego al doctor.
***
La noche estaba fría aunque no llovía. Los invitados se acomodaban en sus respectivos asientos y los Marín en pleno hacían su aparición en la puerta del Hotel. Todos los flashes los iluminaban y el remolino de periodistas quería entrevistarlos. Ingresaron y mientras el resto de la familia saludaba a sus amigos, Juli fue a coordinar el inicio de la ceremonia. Las luces se apagaron y entre psicodelia y mujeres bellísimas el presentador enumeraba las virtudes de estos nuevos productos.
De pronto las luces empezaron a fallar, aunque los invitados pensaron que era parte del show. Juli temió lo peor por un momento, pero todo volvió a la normalidad o al menos es lo que pensó ella. Un grito de terror detrás del escenario, seguido por una plaga de cucarachas que en un dos por tres inundó todos los ambientes, provocó que la gente entrara en pánico y el caos reinara. Se abrieron las puertas y los invitados despavoridos salían del hotel gritando y al borde del colapso. Mujeres desmayadas, sillas rotas, miles y miles de insectos, esto no podía estar pasando – pensaba Juli. Corrió donde su familia gritando:
- Salgan de aquí, necesitamos que todos despejen el área. Que alguien llame a la policía, a emergencias, al 911, a los bomberos!! Ayudenme por favor!
- Emergencias está en camino – le dijo Annie, que trataba de mantener la calma.
- Y los bomberos también – dijo David ayudando a Cintya a salir de allí antes que los bichos se le subieran al cuerpo.
Al cabo de un par de horas, la situación estaba controlada y el ambiente calmado. Se había ordenado cerrar el lugar para que lo fumigaran y empezaban las pesquisas policiales una vez mas.
- Creo que es el fin de mi carrera – decía Juli llena de rabia, tristeza e indignación.
- No digas tonterías. Si ella te ha declarado la guerra, pues empecemos a pelear – sugería Annie.
- No sabemos si fue ella.
- Aun tienes dudas que salió de prisión dispuesta a destruirte? En que dimensión desconocida perdiste la intuición?
- No empieces Annie, no tengo humor para tus reproches. Disculpa señorita perfecta, no tengo tu cerebro retorcido que cree que la competencia siempre tiene que ser desleal y traicionera.
- Ok, ok. Sorry hermanita. Ya pensaremos que hacer para llegar a la punta de la madeja. Salgamos de aquí que este lugar apesta.
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